Pietro Cavallini. 1296-1300. Asunción de la Santísima Madre de Dios. Basilica di Santa Maria in Trastevere, Roma. |
La solemnidad del 15 de agosto celebra la
gloriosa Asunción de María al cielo: fiesta de su destino de plenitud y
de bienaventuranza, de la glorificación de su alma inmaculada y de su
cuerpo virginal, de su perfecta configuración con Cristo resucitado; una
fiesta que propone a la Iglesia y ala humanidad la imagen y la
consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final; pues dicha
glorificación plena es el destino de aquellos que Cristo ha hechos
hermanos.
La devoción a la Santísima Virgen … refleja en la praxis cultual el
plan redentor de Dios, debido a lo cual corresponde un culto singular al
puesto también singular que María ocupa dentro de él. Asimismo…las
diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios se desarrolla en
armónica subordinación al culto a Cristo.
La reflexión de la Iglesia contemporánea sobre el misterio de Cristo y
sobre su propia naturaleza la ha llevado a encontrar, como raíz del
primero y como coronación de la segunda, la misma figura de Mujer: la
Virgen María, Madre precisamente de Cristo y Madre de la Iglesia. Un
mejor conocimiento de la misión de María, se ha transformado en gozosa
veneración hacia ella y en adorante respeto hacia el sabio designio de
Dios, que ha colocado en su Familia -la Iglesia-, como en todo hogar
doméstico, la figura de una Mujer, que calladamente y en espíritu de
servicio vela por ella y protege benignamente su camino hacia la patria,
hasta que llegue el día glorioso del Señor.
Pablo VI, Exhortación Apostólica “Marialis Cultus”.
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