jueves, 31 de octubre de 2013

La esperanza, esta desconocida


Artículo tomado de: http://www.news.va/

2013-10-30 L’Osservatore Romano

La esperanza es la más humilde de las tres virtudes teologales, porque en la vida se esconde. Sin embargo nos transforma en profundidad, así como “una mujer embarazada es mujer”, pero es como si se transformara porque se convierte en mamá. De la esperanza el Papa Francisco habló el 29 de octubre en la misa celebrada en Santa Marta reflexionando sobre la actitud de los cristianos en espera de la revelación del Hijo de Dios.

A esta actitud está ligada la esperanza, una virtud —dijo al inicio de la homilía— que se ha revelado más fuerte que los sufrimientos, así como escribe san Pablo en la carta a los Romanos (8, 18-25). “Pablo —notó el Pontífice— se refiere a los sufrimientos del tiempo presente, y dice que no son comparables a la gloria futura que será revelada en nosotros”. El apóstol habla de “ardiente espera”, una tensión hacia la revelación que se refiere a toda la creación. “Esta tensión es la esperanza —continuó— y vivir en la esperanza es vivir en esta tensión”, en la espera de la revelación del Hijo de Dios, o sea, cuando toda la creación, “y también cada uno de nosotros”, será liberada de la esclavitud “para entrar en la gloria de los hijos de Dios”.

“Pablo —prosiguió— nos habla de la esperanza. También en el capítulo precedente de la carta a los Romanos había hablado de la esperanza. Nos había dicho que la esperanza no desilusiona, es segura”. Pero ésta no es fácil de entender; y esperar no quiere decir ser optimistas. Así que “la esperanza no es optimismo, no es esa capacidad de mirar las cosas con buen ánimo e ir adelante”, y no es tampoco sencillamente una actitud positiva, como la de ciertas “personas luminosas, positivas”. Esto, dijo el Santo Padre, “es algo bueno, pero no es la esperanza”.

Se dice —explicó— que es “la más humilde de las tres virtudes, porque se esconde en la vida. La fe se ve, se siente, se sabe qué es; la caridad se hace, se sabe qué es. ¿Pero qué es la esperanza?”. La respuesta del Pontífice fue clara: “Para acercarnos un poco podemos decir en primer lugar que es un riesgo. La esperanza es una virtud arriesgada, una virtud, como dice san Pablo, de una ardiente espera hacia la revelación del Hijo de Dios. No es una ilusión. Es la que tenían los israelitas” quienes, cuando fueron liberados de la esclavitud, dijeron: “nos parecía soñar. Entonces nuestra boca se llenó de sonrisa y nuestra lengua de alegría”.

He aquí que esto es cuanto sucederá cuando sea la revelación del Hijo de Dios, explicó. “Tener esperanza significa precisamente esto: estar en tensión hacia esta revelación, hacia esta alegría que llenará nuestra boca de sonrisa”. Y exclamó: “¡Es bella esta imagen!”. Después relató que “los primeros cristianos la pintaban como un ancla. La esperanza era un ancla”; un ancla fijada en la orilla del más allá. Nuestra vida es como caminar por la cuerda hacia ese ancla. “¿Pero dónde estamos anclados nosotros?”, se preguntó el Obispo de Roma. “Estamos anclados precisamente allá, en la orilla de ese océano tan lejano o estamos anclados en una laguna artificial que hemos hecho nosotros, con nuestras reglas, nuestros comportamientos, nuestros horarios, nuestros clericalismos, nuestras actitudes eclesiásticas —no eclesiales, ¿eh?—. ¿Estamos anclados allí donde todo es cómodo y seguro? Esta no es la esperanza”.

Pablo —añadió el Papa Francisco— “busca después otra imagen de la esperanza, la del parto. Sabemos de hecho que toda la creación, y también nosotros con la creación, 'gime y sufre los dolores del parto hasta hoy'. No sólo, sino también nosotros, que poseemos las primicias del espíritu, gemimos —pensad en la mujer que da a luz—, gemimos interiormente esperando. Estamos en espera. Esto es un parto”. La esperanza —añadió— se sitúa en esta dinámica de dar la vida. No es algo visible incluso para quien vive “en la primicia del Espíritu”. Pero sabemos que “el Espíritu actúa. El Evangelio —precisó el Papa refiriéndose al pasaje de Lucas (13, 18-21)— dice algo sobre esto. Actúa como si fuera un grano de mostaza, pequeñito, pero dentro está lleno de vida y de fuerza y va adelante hasta el árbol. El Espíritu actúa como la levadura que es capaz de leudar toda la harina. Así actúa el Espíritu”.

La esperanza “es una gracia que hay que pedir”; en efecto, “una cosa es vivir en la esperanza, porque en la esperanza hemos sido salvados, y otra cosa es vivir como buenos cristianos y no más; vivir en espera de la revelación o vivir bien con los mandamientos”; estar anclados en la orilla del mundo futuro “o aparcados en la laguna artificial”.

Para explicar mejor el concepto el Pontífice indicó cómo cambió la actitud de María, “una muchacha joven”, cuando supo que era mamá: “Va y ayuda y canta ese cántico de alabanza”. Porque —aclaró el Papa Francisco— “cuando una mujer está embarazada, es mujer”, pero es como si se transformara en lo profundo porque ahora “es mamá”. Y la esperanza es algo similar: “cambia nuestra actitud”. Por esto —expresó— “pidamos la gracia de ser hombres y mujeres de esperanza”.

En la conclusión, dirigiéndose a un grupo de sacerdotes mexicanos que celebraban el vigésimo quinto aniversario de sacerdocio, el Papa, indicando la imagen mariana que le habían llevado de obsequio, dijo: “Mirad a vuestra Madre, figura de la esperanza de América. Mirad, está pintada embarazada. Es la Virgen de América, es la Virgen de la esperanza. Pedidle a Ella la gracia para que los años por venir sean para vosotros años de esperanza”, la gracia “de vivir como sacerdotes de esperanza” que dan esperanza.

sábado, 26 de octubre de 2013

“El episcopado es un servicio, no un honor”: el Papa Francisco ordenó en la Basílica de san Pedro a dos obispos

Artículo tomado de:  http://www.news.va/es/news/

2013-10-25 Radio Vaticana
(RV).-(audio) “Amen a los presbíteros y a los diáconos, a los pobres y a los indefensos y velen con amor por todo el rebaño”. Son algunas de las exhortaciones dirigidas por el Papa Francisco durante la Santa Misa este jueves en la Basílica de San Pedro, durante la Ordenación Episcopal de Mons. Giampiero Gloder, Presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica y de Mons. Jean Marie Speich, Nuncio Apostólico en Ghana. El Santo Padre leyó el texto de la Homilía ritual, prevista en el Pontifical Romano para el rito de la ordenación episcopal, agregando espontáneamente algunas integraciones.
Papa: “Quieren predicar, con fidelidad y perseverancia, el Evangelio de Cristo?
Los elegidos: “Sí, lo quiero”.
Papa: “Quieren custodiar puro e integral el depósito de la fe?
Los elegidos: “Sí, lo quiero”.
Éstas y otras preguntas, dirigidas por el Obispo de Roma, en base a la antigua tradición de los santos padres, a los dos obispos ordenandos, fueron precedidas por la homilía. Los obispos, “custodios y dispensadores de los ministerios de Cristo” -dijo el Papa- son llamados a seguir el ejemplo del Buen Pastor y a servir al pueblo de Dios. Al obispo -dijo- “compete más el servir que el dominar”.“Episcopado efectivamente es el nombre de un servicio, no de un honor. Siempre en servicio, siempre el servicio”.
Después de haber exhortado a anunciar la Palabra en toda ocasión, oportuna y no oportuna, el Papa Francisco recordó la centralidad de la oración:“Un obispo que no reza es un obispo a mitad de camino. Y si no reza, el Señor termina en la mundanidad”.
El servicio alimentado por la palabra -agregó el Papa- debe ser orientado por el amor:“Amen con amor de padre y de hermano a todos los que Dios les confía. Sobre todo amen a los presbíteros y a los diáconos. Son sus colaboradores, son los más cercanos de los cercanos para ustedes. Nunca hagan esperar a un presbítero, denles audiencia, respóndanles enseguida. Estén cercanos a ellos. Pero también amen a los pobres, a los indefensos y a todos aquellos que tienen necesidad de acogida y de ayuda. Presten particular atención a quienes no pertenecen al único redil de Cristo, porque ellos también les han sido confiados por el Señor. Recen mucho por ellos”.
Además de servir y de amar -concluyó el Santo Padre- los obispos están llamados a velar “por todo el rebaño”, en el nombre del Padre, de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo que da vida a la Iglesia. ER RV

lunes, 14 de octubre de 2013

La «nueva evangelización» según Francisco


10/14/2013

El Papa a los participantes de la plenaria del Pontificio Consejo: «Usar el lenguaje de la misericordia. Cada cristiano debe dialogar con los que piensan diferente, con los que tienen otra fe o no la tienen»

ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

«La nueva evangelización debe usar el lenguaje de la misericordia, hecho de gestos y de actitudes antes que de palabras». Y es necesario «ir hacia los demás», dialogando con todos. Lo dijo el Papa Francisco esta mañana al recibir en la Sala Clementina a los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Evangelización, guiado por el arzobispo Rino Fisichella. Bergoglio agradeció por el servicio desarrollado y habló sobre el «primado del testimonio», sobre la «urgencia de salir al encuentro» y sobre la necesidad de un proyecto pastoral «que se centre en lo esencial».

«En nuestro tiempo se verifica a menudo una actitud de indiferencia hacia la fe», dijo Francisco y los cristianos, con su testimonio de vida, deben suscitar preguntas dudas en todos los que encuentran: «¿Por qué viven así? ¿Qué cosa los impulsa?». «Lo que necesitamos, especialmente en estos tiempos, son testimonios creíbles que con la vida y también con la palabra hagan visible el Evangelio, despierten la atracción por Jesucristo, por la belleza de Dios».

Muchas personas, observó Francisco, se han alejado de la Iglesia, pero es erróneo culpar a unos u otros; «es más, no hay que hablar de culpas. Hay responsabilidades en la historia de la Iglesia y de sus hombres, hay ciertas ideologías y también individuos. Como hijos de la Iglesia –añadió el Papa– debemos continuar el camino del Concilio Vaticano II, despojarnos de cosas inútiles o dañinas, de falsas seguridades mundanas que hacen pesada a la Iglesia y dañan su verdadero rostro».

Es necesario que los cristianos «hagan visible a los hombres de hoy la misericordia de Dios, su ternura por cada criatura. Sabemos que la crisis de la humanidad contemporánea no es superficial, sino profunda. Por ello, la nueva evangelización, mientras llama a tener la valentía de ir contracorriente, llama a convertirse de los ídolos al único Dios verdadero, no puede más que usar el lenguaje de la misericordia, hecho de gestos y de actitudes antes que de palabras». Cada bautizado es «un “cristóforo”, portador de Cristo, como decían los antiguos santos Padres. Quien ha encontrado a Cristo, como la Samaritana del pozo, no puede tener para sí esta experiencia… Todos deben preguntarse si con quienes nos encontramos  perciben en nuestra vida el calor de la fe, ¡si ven en nuestro rostro la alegría de haber encontrado a Cristo!».

El Papa subrayó que la nueva evangelización es un «movimiento renovado hacia los que han perdido la fe y el sentido profundo de la vida». Y así como el «Hijo de Dios “salió” de su condición divina y vino a nuestro encuentro», nosotros, «cada cristiano ha sido llamado a salir al encuentro de los demás, a dialogar con los que no piensan como nosotros, con los que tienen una fe diferente o no la tienen. Encontrar a todos, porque todos tenemos en común haber sido creados a imagen y semejanza de Dios. Podemos salir al encuentro de todos, sin miedo y sin renunciar a nuestra pertenencia».

«Nadie –observó Francisco– está exlcuido de la esperanza de la vida, del amor de Dios. La Iglesia ha sido enviada a despertar por doquier esta esperanza, especialmente en donde está sofocada por condiciones existenciales difíciles, a veces inhumanas, en donde la esperanza no respira, se sofoca. Se necesita el oxígeno del Evangelio, el soplo del Espíritu de Cristo resucitado, que la vuelva a encender en los corazones. La Iglesia es la casa cuyas puertas están siempre abiertas no solo para que allí cada quien pueda encontrar acogida o respirar amor y esperanza, sino también para que nosotros podamos salir y llevar este amor y esta esperanza».

Para concluir, el Papa indicó que «no sirve perderse en muchas cosas secundarias o superfluas», sino que hay que «concentrarse en la realidad fundamental, que es el encuentro con Cristo, con su misericordia, con su amor y el amar a los hermanos». Hay que «recorrer vías nuevas, con valentía, ¡sin fosilizarnos!». El Papa subrayó «la importancia de la catequesis, como momento de la Evangelización», para superar la «fractura entre Evangelio y cultura y el analfabetismo de nuestros días en materia de fe». «He recordado en diferentes ocasiones –añadió– un hecho que me ha impresionado en mi ministerio: ¡encontrar niños que ni siquiera sabían persignarse!». Los catequistas desempeñan un servicio precioso para la nueva evangelización, y es importante que los padres sean los primeros catequistas, los primeros «educadores en la fe en la propia familia con el testimonio y con la palabra».

viernes, 11 de octubre de 2013

Francisco: «Un cristiano no puede ser antisemita»

Tomado de: http://vaticaninsider.lastampa.it/


10/11/2013

Bergoglio con el rabino Di SegniEl Papa recibió a una delegación de la comunidad judía en ocasión del 70 aniversario de la deportación de los judíos de Roma. El rabino de Roma Di Segni elogia el compromiso por Lampedusa


ANDREA TORNIELLI
Ciudad del Vaticano
Bergoglio con el rabino Di Segni
«¡Es una contradicción que un cristiano sea antisemita! Un poco sus raíces son judías. Un cristiano no puede ser antisemita. ¡El antisemitismo debe ser alejado del corazón y de la vida de cada hombre y de cada mujer!». Lo dijo esta mañana el Papa al recibir a una delegación de la comunidad judía de Roma, en ocasión del 70 aniversario de la deportación de los judíos de la capital italiana.
El Papa recordó que la historia de la convivencia entre la comunidad judía y cristiana estuvo marcada a menudo «por incomprensiones y también por auténticas injusticias. Pero es una historia que, con la ayuda de Dios, ha conocido desde hace muchas décadas el desarrollo de relaciones amigables y fraternas».
A este cambio de mentalidad «ha contribuido, por parte católica, la reflexión del Concilio Vaticano II, pero un aporto no menor ha venido de la vida y de la acción de ambas partes, de hombres sabios y generosos», capaces de emprendeer con valentía «nuevos senderos de encuentro y de diálogo».
«Paradójicamente –añadió Bergoglio– la tragedia común de la guerra nos ha enseñado acaminar juntos. Dentro de pocos días recordaremos el 70 aniversario de la deportación de los judíos de Roma». Una ocasión, recordó el Papa, para recordar y rezar por las víctimas y sus familias. «También será la ocasión para mantener siempre alerta nuestra atención, para que no vuelvan a la vida, bajo ningún pretexto, formas de intolerancia y de antisemitismo, ni en Roma ni en el resto del mundo. Lo he dicho otras veces y quisiera repetirlo ahora: es una contradicción que un cristiano sea antisemita. Un poco sus raíces son judías. ¡Un cristiano no puede ser antisemita!».
Francisco quiso recordar la acción y la ayuda a los judíos que promovieron los cristianos y los hombres de la Iglesia con el beneplácito de Pío XII. Además volvió a evocar que «en la hora de las tinieblas, la comunidad cristiana de esta ciudad supo tender la mano al hermano en dificultad. Sabemos que muchos institutos religiosos, monasterios y las mismas basílicas papales, interpretando la voluntad del Papa, abrieron sus puertas para una fraterna acogida, y que muchos cristianos comunes ofrecieron la ayuda que podían dar, por pequeña o grande que fuera».
La mayor parte de estos cristianos, dijo Bergoglio, «no estaban al corriente de la necesidad de actualizar la comprensión cristiana del judaísmo», pero «tuvieron la valentía de hacer lo que en ese momento era justo: proteger al hermano, que estaba en peligro». Un aspecto que quiso subrayar el Papa, convencido de que «el pueblo de Dios tiene olfato propio e intuye el sendero que Dios le pide que recorra». «Sin esto, sin una verdadera y concreta cultura del encuentro que lleva a relaciones auténticas, sin prejuicios ni sospechas, serviría muy poco el compromiso a nivel intelectual».
Para concluir, Francisco recordó muchas de las cosas que tienen en común cristianos y judíos, como el «testimonio a la verdad de los diez mandamientos, al Decálogo, como sólido fundamento y fuente de vida incluso para nuestra sociedad, tan desorientada por un pluralismo extremo en las decisiones y en la orientación».
El Papa entregó a la comunidad un mensaje para recordar los hechos de hace 70 años, con un llamado «a las nuevas generaciones a no “aplanar” la propia existencia, a no dejarse llevar por ideologías, a no justificar nunca el mal que encontramos, a no bajar la guardia en contra del antisemitismo y en contra del racismo, provenga de donde provenga».
En su saludo al Papa, el rabino de Roma Riccardo Di Segni recordó la historia bíblica de Noé y del diluvio universal. Dijo que «hay algo que nos atormenta hoy en esa narración, en la que, de toda la humanidad, sobrevive solo una familia encerrada en una barca, mientras el resto es destruido por el diluvio». «En estos días –prosiguió–, asistimos paradójicamente a lo contrario: a los que mueren dentro de una barca mientras alrededor sobrevive una humanidad impotente y, en parte, indiferente». «Nuestra historia y nuestra fe  se revelan a todo esto –añadió el rabino de Roma–; y usted ha demostrado con la fuerza de su presencia que comparte esta rebelión y que tenemos valores comunes para transmitirlos a la humanidad».
«Fue un encuentro positivo –indicó a Vatican Insider Di Segni–, encontramos mucha disponibilidad al diálogo y una actitud propositiva. En el encuentro privado y luego en el encuentro público hablamos de exégesis bíblica, de historia y de solidaridad».

jueves, 10 de octubre de 2013

Oración, testimonio de la fe y caridad

Tomado de: http://www.news.va/es/news/

2013-10-10 Radio Vaticana

(RV).- Pasado el mediodía, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia al Consejo Ejecutivo de los Caballeros de Colón que está celebrando una reunión en Roma. El Papa les agradeció una vez más las oraciones, que junto con sus familias, han ofrecido al Pontífice y a las necesidades de la Iglesia en el mundo, desde su elección como Obispo de Roma.
(audio)   En esta ocasión también quiero expresar mi agradecimiento por el apoyo continuo que su Asociación siempre ha prestado a la acción de la Santa Sede. Este apoyo se expresa particularmente en el " Fondo del Vicario de Cristo", que es un signo elocuente de la solidaridad con la solicitud del Sucesor de Pedro para la Iglesia universal, y también se manifiesta a diario en las oraciones, en los sacrificios y en la acción apostólica que tantos Caballeros realizan en sus Consejos locales, en las parroquias y en sus comunidades.
Oración, compromiso en el dar testimonio de la fe, atención a las necesidades de los hermanos y hermanas más necesitados, son siempre las columnas que sostienen su actividad personal y asociativa. Continúen manteniendo la fidelidad y la visión del Venerable Padre Michael McGivney, su Fundador, que buscaba nuevas maneras de ser levadura del Evangelio en el mundo, y la fuerza para la renovación espiritual de la sociedad.
Mientras que el Año de la Fe se acerca a su conclusión, el Papa Francisco ha querido confiar de manera especial los Caballeros de Colón “a la intercesión de San José, guardián de la Sagrada Familia de Nazaret, que es un modelo admirable de las virtudes varoniles de estable fortaleza, integridad y lealtad”. Un santo que los Caballeros de Colón se han comprometido a “preservar, cultivar y transmitir a las futuras generaciones de hombres católicos”.
Ante de impartirles la Bendición Apostólica, el Santo Padre les pidió que rezaran por él, con gran afecto al Señor.
ER RV

martes, 8 de octubre de 2013

Il Papa: una preghiera fatta col cuore apre la porta a Dio e produce miracoli

                Tomado de:  http://www.news.va/it/news/

2013-10-08 Radio Vaticana
Un cuore che sa pregare e sa perdonare. Da questo si riconosce un cristiano. Lo ha spiegato questa mattina Papa Francesco all’omelia della Messa presieduta in Casa Santa Marta. E proprio dal Vangelo dedicato alla Santa cui è intitolata la sua residenza, il Papa ha preso le mosse per ricordare che la “preghiera fa miracoli”, purché non sia frutto di un atto meccanico. Il servizio di Alessandro De Carolis:
Marta e il profeta Giona. Queste figure plastiche del Nuovo e dell’Antico Testamento, presentate dalla liturgia odierna, erano accomunate da una identica incapacità: non sapevano pregare. Papa Francesco ha sviluppato l’omelia su questo aspetto, partendo dalla famosa scena del Vangelo in cui Marta chiede quasi in tono di rimprovero a Gesù che la sorella l’aiuti a servire, invece di rimanere ferma ad ascoltarlo, mentre Gesù replica: “Maria ha scelto la parte migliore”. E questa “parte”, ribadisce Papa Francesco, è “quella della preghiera, quella della contemplazione di Gesù”:
“Agli occhi della sorella era perdere tempo, anche sembrava, forse, un po’ fantasiosa: guardare il Signore come se fosse una bambina meravigliata. Ma chi la vuole? Il Signore: ‘Questa è la parte migliore’, perché Maria ascoltava il Signore e pregava col suo cuore. E il Signore un po’ ci dice: ‘Il primo compito nella vita è questo: la preghiera’. Ma non la preghiera di parole, come i pappagalli; ma la preghiera, il cuore: guardare il Signore, ascoltare il Signore, chiedere al Signore. Noi sappiamo che la preghiera fa dei miracoli”.

E la preghiera produce un miracolo anche nell’antica città di Ninive, alla quale il profeta Giona annuncia su incarico di Dio l’imminente distruzione e che invece si salva perché gli abitanti, credendo alla profezia, si convertono dal primo all’ultimo invocando il perdono divino con tutte le forze. Tuttavia, anche in questa storia di redenzione il Papa rileva un atteggiamento sbagliato, quello di Giona, più disposto a una giustizia senza misericordia in modo analogo a Marta, incline a un servizio che esclude l’interiorità:
“E Marta faceva questo: faceva cosa? Ma non pregava! Ci sono altri come questo testardo Giona, che sono i giustizieri. Lui andava, profetizzava, ma nel suo cuore diceva: ‘Ma se la meritano. Se la meritano. Se la sono cercata!’. Lui profetizzava, ma non pregava! Non chiedeva al Signore perdono per loro. Soltanto li bastonava. Sono i giustizieri, quelli che si credono giusti! E alla fine – continua il Libro di Giona – si vede che era un uomo egoista, perché quando il Signore ha salvato, per la preghiera del popolo, Ninive, lui si è arrabbiato col Signore: ‘Tu sempre sei così. Tu sempre perdoni!’.

Dunque, conclude Papa Francesco, la preghiera che è solo formula senza cuore, come pure il pessimismo o la voglia di una giustizia senza perdono, sono le tentazioni dalle quali un cristiano deve sempre guardarsi per arrivare a scegliere “la parte migliore”:
“Anche noi quando non preghiamo, quello che facciamo è chiudere la porta al Signore. E non pregare è questo: chiudere la porta al Signore, perché Lui non possa fare nulla. Invece, la preghiera, davanti a un problema, a una situazione difficile, a una calamità è aprire la porta al Signore perché venga. Perché Lui rifà le cose, Lui sa arrangiare le cose, risistemare le cose. Pregare è questo: aprire la porta al Signore, perché possa fare qualcosa. Ma se noi chiudiamo la porta, il Signore non può far nulla! Pensiamo a questa Maria che ha scelto la parte migliore e ci fa vedere la strada, come si apre la porta al Signore”.
- See more at: http://www.news.va/it/news/il-papa-una-preghiera-fatta-col-cuore-apre-la-port#sthash.iC08GbtF.dpuf

martes, 1 de octubre de 2013

La caridad es simple:¡adorar a Dios y servir a los demás!


2013-10-01 Radio Vaticana

(RV).- El Santo Padre concelebró la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta con los purpurados del “Consejo de cardenales” que desde hoy se reúne con el Papa en el Vaticano hasta el 3 de octubre. En su homilía, el Pontífice auguró que estas reuniones hagan a todos más humildes y confiados de Dios, “para que la Iglesia pueda dar a la gente un hermoso testimonio”.

Jesús reprende a los dos Apóstoles que querían que caiga fuego del cielo sobre todos aquellos que no querían recibirlo. El Obispo de Roma desarrolló su homilía inspirándose en el Evangelio del día, recordando que el del cristiano no es “un camino de venganza”. El camino del cristiano es aquel de la humildad, de la docilidad. Y, agregó, en la conmemoración de hoy de Santa Teresa del Niño Jesús, “nos hará bien reflexionar en ese espíritu de humildad, de ternura, de bondad”. Un espíritu humilde, puntualizó el Papa, que el Señor “quiere de todos nosotros”. ¿Dónde está por lo tanto la fuerza “que nos conduce a este espíritu”? Precisamente “en el amor – fue la respuesta de Francisco – en la caridad, en la conciencia de que estamos en las manos del Padre”. “Cuando se siente esto”, observó el Pontífice, “no es que den ganas de hacer caer fuego del cielo”:

“Viene el otro espíritu, aquel de esa caridad que todo sufre, todo perdona, que no se vanagloria, que es humilde, que no busca a sí misma. Alguien puede decir – y había algunos filósofos que pensaban así – que esta sea como una humillación de la majestad del hombre, de la grandeza del hombre. ¡Esto es estéril! La Iglesia sabia ha hecho a esta Santa, humilde, pequeña, confiada de Dios, dócil: la ha hecho Patrona de las Misiones”.

La fuerza del Evangelio, continuó el Santo Padre, está justamente ahí, “porque el Evangelio llega precisamente al punto más alto en la humillación de Jesús: ¡humildad que se convierte en humillación!” Y la fuerza del Evangelio “está en la humildad, la humildad del niño que se deja guiar por el amor y la ternura del padre”:

“La Iglesia -nos decía Benedicto XVI- no crece por proselitismo, crece por atracción, por testimonio. Y cuando la gente, los pueblos ven este testimonio de humildad, de docilidad de mansedumbre, sienten la necesidad de la que habla el profeta Zacarías: ‘¡Queremos venir con vosotros!’. La gente siente aquella necesidad ante el testimonio de la caridad, de esa caridad humilde, sin prepotencia, no autosuficiente, humilde, que adora y sirve”.

“La caridad es simple: ¡adorar a Dios y servir a los demás! Y este testimonio – afirmó el Papa – hace crecer a la Iglesia”. He aquí el por qué una monja “tan humilde, pero tan confiada en Dios”, como Santa Teresa del Niño Jesús, “fue declarada Patrona de las Misiones, porque su ejemplo” hace “que la gente diga ‘¡Queremos venir con vosotros!’”. El Papa concluyó su homilía dirigiendo un pensamiento especial a las reuniones que desde este martes se llevan a cabo en el Vaticano con el “Consejo de cardenales” por él deseado para ayudarlo en el gobierno de la iglesia:

“Hoy, aquí, en el Vaticano comienza la reunión con los cardenales consultores, que están concelebrando la Misa. Pidamos al Señor que nuestro trabajo de hoy nos haga a todos más humildes, más dóciles, más pacientes, más confiados de Dios, para que así la Iglesia pueda dar un hermoso testimonio a la gente y viendo al Pueblo de Dios, viendo a la Iglesia, sientan el deseo de venir con nosotros!”.

(RC-RV)